En mitad de la estepa centroasiática, exactamente en la mitad de la nada se encuentra la nueva -cumple 17 años- capital de Kazajistán. Esta es una ciudad moderna y radiante, que tiene poco que envidiar a las grandes capitales del mundo, con sus grandes avenidas, sus formas geométricas y sus grandes monumentos.
Hasta la independencia de Kazajistán del la URSS la capital del país era Almaty, al sur, a 20 km de Kirguistán. En ese momento se buscó un nuevo emplazamiento lejos de posibles conflictos. Se escogió la antigua ciudad rusa de Akmola, al norte del país, pero en una posición más centrada, que servía también para atraer población a una región casi despoblada, y a la vez estar cerca de las provincias del norte con una importante población rusa y posibles tendencias secesionistas.
La ciudad ha sido transformada mediante uno de los proyectos de urbanización más grandes y caros del mundo, financiado las riquezas del petróleo y la minería, y que en la actualidad no ha finalizado. El objeto del proyecto, además de hacer de la ciudad el centro de Kazajistán, es ser la capital de Asia Central.

Los planos originales para la creación de la nueva Astaná, fueron creados por el arquitecto japonés Kishō Kurokawa tras ganar el concurso de ampliación de la antigua Akmola en 1998. La propuesta de Kurokawa tenía como objetivo preservar y reconstruir la ciudad existente y crear una nueva ciudad en el sur y los lados este de el río Ishim , lo que permite la simbiosis de la historia y el futuro.

La Torre Baiterek, es el mejor ejemplo de esta simbiosis entre la tradición y la modernidad. Representa a un árbol gigante con un huevo dorado entre sus ramas, que en la mitología kazaja representa el inicio de un nuevo mundo.
Al norte del río se levanta la vieja ciudad soviética de hileras de sobrios bloques comunistas, al sur la ciudad nueva, con el plano de Kurokawa, basado en la simplicidad y en la naturaleza, y las fastuosas formas de la ambiciosa arquitectura de un país que intenta demostrar todo su potencial. La ciudad muestra así a todo el país, un pasado oscuro y pobre, y un deslumbrante futuro alegre y amigable.

La Avenida de la Libertad es el nuevo centro monumental de la ciudad. En sus tres kilómetros alberga algunos de los grandes hitos de la arquitectura contemporánea, desde el Khan Shatyry en su extremo occidental a la residencia presidencial en el oriental, pasando por los mayores rascacielos del país.

Cualquiera de los grandes edificios que se están levantando en la ciudad podría merecer un post por si solo, así que sólo se pueden exponer algunos pocos. El Khan Shatyry –imagen superior- es un inmenso centro de ocio de 150 metros de altura y 140.000 metros cuadrados de superficie, que cuenta con un centro comercial, una amplia zona verde y playas artificiales en su interior, diseñado por Norman Foster para generar un espacio recreativo en una ciudad con fuertes contrastes térmicos.

Al otro lado del río siguiendo la línea de la Avenida de la Libertad, se abre el Parque Presidencial, llamado así por tener vistas a la residencia del presidente. En el Cual se encuentran otra buena parte de los monumentos de la ciudad, es este caso dedicados principalmente a la cultura, como diferentes facultades y museos.


Estos son sólo algunos ejemplos de las grandes construcciones futuristas que se están realizando en la nueva capital de Kazajistán, que todavía es una gran ciudad en obras. Un centro de la innovación arquitectónica mundial, a un nivel que rivaliza con Dubai o Shangai, donde además se encuentran los grandes museos de la nueva potencia asiática, y que sin embargo sigue siendo una gran desconocida fuera de las fronteras de la antigua URSS.
Mapa de Astaná: